Es una obra integrada en la Tierra y al mismo tiempo se adivina en ella una percepción mística casi ancestral. No es casualidad que sus tres últimas series : Insectos y reptiles gigantes, Bailarinas africanas y Constelaciones, a pesar de ser temáticas aparentemente lejanas estan íntimamente relacionadas entre sí.
Los insectos representan la parte más terrenal, lo aferrado a la materia y al planeta...mientras las bailarinas africanas ( en Africa está el origen de la civilización del ser humano ) parecen danzar en un ritual de agradecimiento a la vida ....bajo un techo de estrellas en forma de
constelaciones.
La elección de los materiales : el hierro, la piedra, la madera ...nos remiten una vez más a un contexto natural expresado con respeto reverencial . El proceso de oxidación del hierro ( expuesto a los elementos atmosféricos o sometido a la corrosión por ácidos) cumple otro curioso ritual recuperando después de un proceso de extracción y fundición , los tonos originales de su condición mineral. Otro ciclo que se cumple...una transformación dentro de otra : la de una escultura que emana belleza y al mismo tiempo profundidad y misterio.

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